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Los Hermanos de la Sagrada Familia, tus hermanos, te acompañamos en la preciosa tarea de hacer de tu vida una apuesta por Cristo y sus preferidos.

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Hoy seré feliz.

Expulsaré de mí todo pensamiento triste.
Me sentiré más alegre que nunca.
No me lamentaré de nada.

Hoy agradeceré a Dios 
la alegría y la felicidad que me regala.
Hoy trataré de ajustarme a la vida.
Aceptaré al mundo como es y procuraré encajar en él.

Si sucede algo que me desagrada,
no me mortificaré ni me lamentaré,
agradeceré que haya sucedido.
Porque así se puso a prueba mi voluntad de ser feliz.

Hoy seré dueño de mis sentimientos, 
de mis nervios y de mis impulsos.
Para triunfar tengo que tener dominio de mí mismo.
Hoy trabajaré alegremente con entusiasmo y pasión,
haré de mi trabajo…una diversión.

Comprobaré que soy capaz de trabajar con alegría.
Disfrutaré mis pequeños triunfos,
 no pensaré en los fracasos.
Hoy seré amigable.

No criticaré a nadie.
Si comienzo a criticar a una persona, 
cambiaré la crítica por elogios.
Toda persona tiene sus defectos y sus virtudes.

Olvidaré los defectos y 
concentraré mi atención en las virtudes.
Hoy evitaré las discusiones desagradables.
Hoy voy a eliminar dos plagas de mi vida: 
la prisa y la indecisión.

Hoy viviré con calma, con paciencia;
porque la prisa es el enemigo
 de una vida feliz y triunfante.
No permitiré que la prisa me abrume.

Hoy tendré confianza en mí mismo
 porque Dios está conmigo.
Hoy haré frente a todos los problemas
 con decisión y valentía
y no dejaré ninguno para mañana.

Hoy no tendré miedo.
Actuaré valientemente…
 el futuro me pertenece.
Hoy tendré confianza en que Dios
 ayuda a los que luchan.
Y trabajan.

Hoy no envidiaré a los que tienen
 más dinero o más salud que yo .
Contaré mis bienes y no mis males.
Compararé mi vida con la de otros…
…que sufren más.

Hoy trataré de resolver los problemas de hoy.
El futuro se resuelve así mismo.
 El destino pertenece a los que luchan.
Hoy tendré un programa que realizar.

Si algo queda sin hacer,
 no me desesperaré, lo haré mañana.
Hoy no pensaré en el pasado.

No guardaré rencor a nadie,
 practicaré la ley del perdón.
Asumiré mis responsabilidades
 y no echaré las culpas a otras personas de mis fracasos.

Hoy comprobaré que Dios me ama
 y me premia con su amor.

Hoy haré un bien a alguien.
Buscaré a alguna persona
 para hacerlo sin que lo descubra,
 seré cortés y generoso.

Al llegar la noche comprobaré
 que Dios me premió con un bien,
con un día de plena felicidad.

¡Y mañana viviré otro día como hoy!

Espero que os vaya bien leyendo esta oración.




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