TE ACOMPAÑAMOS

Los Hermanos de la Sagrada Familia, tus hermanos, te acompañamos en la preciosa tarea de hacer de tu vida una apuesta por Cristo y sus preferidos.

Si estás buscando tu OPCIÓN DE VIDA, cuenta con nosotros, estamos a tu disposición: equipovocacionsafa@gmail.com

PAZ


 La paz es un don de Cristo que se experimenta cuando:

- se vive en la sencillez de Nazaret,

- como el Hermano Gabriel, se viven las pruebas con paciencia y con la confianza puesta en Dios,

- se adquiere una madurez humana y religiosa,

- se vive en equilibrio vital (ternura y firmeza, cordura y entusiasmo) y en unidad de vida: armonía entre la oración, el trabajo y la vida de Comunidad,

- se vive en todo momento el amor,

- se lleva una vida alegre, sencilla y humilde,

- se vive con todas sus consecuencias la pobreza (liberación interior) y la castidad por amor a Cristo,

- Cristo está presente por medio de la oración (momentos del espíritu que pacifican el interior),

- se evitan los excesos que perjudican la salud,

- se muere para vivir la Pascua, pero sabiendo que la verdadera felicidad y plenitud llegará cuando resucitemos después de nuestra muerte. 

(Prólogo de las Constituciones de los Hermanos de la Sagrada Familia)

AMAR COMO EN NAZARET

 AMAR COMO EN NAZARET…

La vida de Jesús, María y José, estaba orientada y formada por el gran mandamiento del amor:

« El Señor nuestro Dios es uno. Amarás al Señor con todo tu corazón, con toda tu mente, con todas tus fuerzas.» (Dt 6, 4- 6). Corazón, mente, fuerzas, indican la totalidad de la persona.

Ese modo de amar es el que nos da la clave para entender lo  que es el amor. Jesús mismo explicó su sentido con toda su vida y con su palabra: amar como el Padre ama (Jn 15, 9). La relación de Jesús con el Padre nos descubre un amor recíproco, intercambiado constantemente, y sin límites. Y en el corazón de la nueva alianza pide amar como Él nos ha amado (Jn 13, 34). Pero junto al «precepto más importante» hay otro que «es equivalente»: «Amarás al prójimo como a ti mismo» (Mt 22, 26-40).

María y José entraron en esa nueva dinámica del amor que se abre plenamente a Dios y se entrega totalmente, en reciprocidad y apertura, a todos