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Virtud nazarena: Discreción.

 

LA DISCRECIÓN AYUDA – Y MUCHO- A VIVIR DESDE EL AMOR.

En el mundo en el que vivimos, es muy común que las personas andemos siempre presumiendo de nuestros logros o nuestros méritos, buscando la admiración de los demás. Sin embargo, ´la discreción ayuda – y mucho- a vivir desde el amor.

Todos podemos encontrar un modelo de discreción nazarena en San José: Hombre de Fe que creyó al ángel que le invitó a aceptar a María en estado como esposa y cuidó de ella y del niño que traía en su vientre para siempre.


En él—el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta— un intercesor, un apoyo y una guía en tiempos de dificulta; San José nos recuerda que todos los que están aparentemente ocultos o en “segunda línea” tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvación.

Nosotros podemos, como San José, demostrar que otra forma de ir por la vida es posible, una actitud que facilita ser profundamente feliz y hacer felices a los que nos rodean: LA DISCRECIÓN NAZARENA.

Nazarene virtue: Discernment.

Discernment "with Nazarene eyes".

Discernment is a concrete exercise of Christian life, which aims at discovering God’s will in any given situation. Its contents are varied: charisms, signs of the times, the organization of communal or of group life, pastoral options etc. can all be the object of discernment.

Discernment demands certain requirements on the part of the person(s) or community. Living discernment supposes a certain maturity of Christian life, and at the same time, the inclusion in one’s own life of elements of growth and of formation. Practice enables us to enumerate a number of criteria that helps those wanting to enter a process of discernment.

Nazarene Spirituality confers certain characteristics on the individuals, groups and communities who practise it, and it offers some specific criteria to those wanting to incorporate the “Spirit of family” into the practice of discernment in order to capture the signs of times and of places “with Nazarene eyes”. The expression “Nazarene eyes” translates the point of view of he or she who lives the mystery of Nazareth, and who tries to see and to interpret a given situation in order to discover God’s will and to implement it in his or her life. When the heart has the Nazarene seal, it is possible to read the Gospel, the reality of life and one’s own history with “Nazarene eyes”.


Here are some of the criteria for practising discernment starting from the mystery of Nazareth:

· ask oneself if the situation considered includes the dynamics of the Incarnation: the divine becomes human to enable us to grow from within and to surmount it;

· there are situations where the Gospel is lived before being announced (as in Nazareth);

· the “transcendence” values are united to the “condescendence” ones, which makes us become more humane;

· the act of faith in the mystery of the Incarnation also applies to human activities and in view of the Reign of God;

· the maturing and the growing processes are slow and gradual;

· anything which build the individual, the family, or social relationships, is positive;

· any good news brings hope;

· check on the links that might be established with the beatitudes;

· ask oneself always when facing any situation, what “the Nazarene thing to do” would be.

Virtud nazarena: Diálogo.

 El diálogo fraterno.

 

Si queremos lograr la comunidad perfecta tenemos que aprender a educarnos a nosotros mismos para capacitarnos en el diálogo, al intercambio fraterno. Una persona madura es alguien que sabe escuchar y dialogar. Las palabras son el vehículo de la intercomunicación personal. La vinculación nace y se cultiva por medio del diálogo.

Nuestra sociedad es una sociedad paradójica. Estamos más cerca que nunca unos de otros, pero, la distancia espiritual es muchas veces abismante; hemos desarrollado con una perfección técnica increíble los medios de comunicación, y quizás como nunca en la historia hoy reina la incomunicación.

El mundo nuevo que queremos forjar, es el mundo de la plena cercanía espiritual entre los hombres, esa que vence todas las distancias físicas, es el mundo de la comunión interpersonal, aquella que, incluso, a veces ni siquiera requiere la palabra expresada, donde basta una mirada o un gesto para entender lo que el otro desea o piensa, y para saber de la mutua pertenencia.

Nuestros grupos y comunidades deben ser una escuela donde aprendamos a dialogar verdaderamente y a abrirnos a nosotros mismos para comunicar nuestra palabra viva y para recibir con alegría la palabra enriquecedora del hermano. No queremos ser maestros del monólogo, de aquellos que acaparan las palabras y no las sueltan; tampoco queremos “tumbas”, expertos en el silencio sepulcral. No, queremos un auténtico y enriquecedor intercambio. Ese es nuestro ideal.

Para lograrlo tenemos que cultivar las siguientes actitudes:
Saber escuchar. 
Saber respetar. 
Desprenderse de las antipatías. 
Evitar discusiones sin sentido. 
Respetar la Verdad en el Otro.
(Temas de Schoenstatt 23)

VIRTUDES NAZARENAS: CONSTANCIA

 

LA CONSTANCIA QUE VENCE…

Constancia significa: Firmeza y perseverancia del ánimo en las resoluciones y en los propósitos. Persistir actuando con permanencia en algo, por el tiempo que sea necesario.

”Tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro…” es fácil , lo difícil es:  Criar un hijo, regar un árbol y que alguien lea el libro…

Uno de los rasgos más importantes del carácter cristiano es la constancia.  Dios plantea un concepto de paciencia y constancia al que el hombre escapa, no nos sale naturalmente esta cualidad, pero es un atributo que debemos aprender a cultivar, la Escritura dice que aquel que persevere hasta el fin será salvo.

La constancia en el Hno. Gabriel fue la expresión de su fe en Dios, de su ilimitada confianza en la Divina Providencia y de la certeza de alcanzar así el céntu­plo y la vida eterna prometida por Cristo.

Los que le conocieron personalmente o a través de sus primeros discípulos, están de acuerdo en afirmar la presencia en él de esta virtud:

"La fe viva, la sencillez, la fuerza de voluntad del Hno. Gabriel, su pacien­cia y su confianza en Dios, su perseverancia que nada es capaz de doblegar, todo inspira una afectuosa simpatía hacia esa hermosa alma. Pruebas, decep­ciones y fracasos no le faltaron, pero su deseo de trabajar al servicio de Dios y dedicarse a la educación cristiana de la niñez, acabaron por triunfar de todo obstáculo". (Positio, p. 1110)

NAZARENE VIRTUES: CO-RESPONSIBILITY

 


Somos corresponsables en ayudarnos a encontrar la voluntad de Dios sobre nuestras vidas y en hacer crecer el carisma nazareno que nos legó el Hermano Gabriel Taborin.

VIRTUDES NAZARENAS: CONVERSIÓN

CAMINANDO CON JESÚS: DEJAOS RECONCILIAR CON DIOS

Con Cristo todo ha cambiado: ha sido enderezado y corregido el curso de la historia de la humanidad, se ha iniciado un final gozoso y se ha operado para este mundo su conversión.

Jesús llama a la conversión.

Todo hombre/mujer puede recibir el don de la conversión como gracia y misericordia; pero a la vez cada uno debe conquistarlo con esfuerzo y lucha personal y, ante todo, mediante un total cambio interior, una conversión radical de toda la persona, una transformación profunda de la mente y el corazón. Esta conversión, decisión y respuesta libre a la iniciativa gratuita de Dios que llama personalmente, llega a ese fondo en el que se juega el sentido y el sin sentido de la vida, la orientación última del humano vivir.


La conversión afecta a la orientación última del hombre.

El hombre que se convierte abandona cuanto le tenía alejado de Dios, rompe con su autosuficiencia -sus idolatrías y pecados- renuncia a su actitud fundamental enfocada a la auto seguridad para dejarle todo el espacio de Dios en su vida como la realidad verdaderamente amable y valiosa, el único apoyo fiel y seguro, el criterio último y definitivo de nuestro obrar y el juicio inapelable de nuestras vidas.

La conversión personal tiene una dimensión comunitaria y estructural.

Está reclamando e implicando una conversión y renovación de la humanidad, del mundo y de la Iglesia. Quienes se convierten personalmente a Dios, movidos por la caridad fraterna, han de contribuir a la transformación de las "estructuras de pecado" y a la construcción de una nueva sociedad más justa y más humana según el designio de Dios.