TRANSFIGURARSE
No importa la montaña de ropa que tengas, lo mal que huela, lo sucia que esté, que tenga manchas difíciles, fáciles, comprometidas...Todas acabarán saliendo con un programa sencillo, con un remojo, con agua fría o caliente, frotando más o menos...
Y brillarán, estarán como nuevas, darán qué hablar.
Cae en la cuenta de que necesitas un lavado, usa su jabón y sigue las instrucciones: confía, reza, confiésate, celebra con alegría la Eucaristía, desesclavízate, perdona, ama.
Verás que resultado!
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