Una atención especial merece en nuestra Espiritualidad Nazarena la expresión de nuestro lema: "En el amor, la oración y el trabajo…”, y como fruto de ellos “la PAZ”.
Siendo fieles a la gracia del carisma recibido, mirando a la primera comunidad-familia reunida en torno a la Palabra que es la familia de Nazaret para vivir con más intensidad ese espíritu de familia, el aspecto pascual (la comunidad-familia es don del Espíritu Santo), está subrayado por el hecho de que LA PAZ, don pascual por excelencia, se presenta como fruto del amor (donación a los hermanos, a los de casa, pero también a los alejados y perdidos), de la oración (apertura suprema a Dios y a todos los hombres) y del trabajo (compromiso para establecer el reinado de Dios en este mundo). De esta forma la mirada a Nazaret en el afán de "construir permanentemente la comunidad", lejos de cerrar a la comunidad en sí misma, le da esa hondura e intimidad que todo grupo necesita para ser célula viva donde se puede crecer, y desde donde vivificar el ambiente en que actúa.
Por otra parte las expresiones "plenitud de la paz", como realidad que no es de este mundo, y "construir permanentemente" abren la perspectiva hacia horizontes de constante superación que sólo culminarán con la llegada del Reino. (Comentario a las Constituciones de los HSF)
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