A decir en mi favor es que
estaba todo ocupado… Como ellos anteriormente habían venido miles de personas
con las mismas o peores circunstancias… No puedo decir a todos que si ¿a
vosotros no os pasa? ¿No hay veces que no podéis decir a todo el mundo que sí?
Es verdad que me inspiraban mucha ternura… e incluso se puede decir que me daba
mucha pena. Pero como digo, no había sitio. Ese día estaba en mil cosas con mil
ocupaciones… no podía pararme a atender las peticiones de alguien a quien no
podía dar servicio. ¿Vosotros no habéis tenido a veces cosas más importantes
que hacer que atender a Jesús?
La vida del posadero es
dura… Siempre al servicio, siempre pendiente de que todo esté perfecto… siempre
dispuesto a las peticiones de los clientes. El ajetreo es un no parar, poco
tiempo hay para pararse, pensará disfrutar, compartir…. Tampoco te puedes
implicar mucho en las vidas de los demás porque la realidad es que aquí todos
están de paso… Unos vienen y otros van… No puedes involucrar los sentimientos
en el trabajo… porque si no acabas mal. Hay que mantener las formas, la cabeza
alta y sobre todo no implicarte personalmente, estoy desbordado al oír
historias y dramas… y si me hundo con cada uno no ¡Vivo!!
La verdad que hice lo que
pude con lo que tenía, deberían darse por contentos que les conseguí un lugar…
Hacemos lo que se puede tal y como están las cosas… Yo soy Andrés el Posadero y
¿tú quién eres?
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