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Virtud nazarena: Perseverancia

 Como Gabriel, el que persevera alcanza

 No basta en nuestra vida espiritual si solo nos dejamos llevar por arrebatos místicos, con promesas a Dios de rezar más, de amar más a nuestro prójimo y tener una vida más apegada a los sacramentos, de ir más a la iglesia. Si todo esto es como "llamarada", como algo que empezamos con mucho ímpetu y ardor y enseguida nos cansamos y pronto olvidamos todo ese entusiasmo porque eso cuesta, porque nos está pidiendo un gran esfuerzo, porque esos proyectos nos piden disciplina y perseverancia.

A veces con los años viene como un cansancio, como una flojera, como una desgana espiritual. Ya no está el ardor juvenil. Se fueron los días en que el alma ponía en juego toda su fuerza para los sacrificios y la voluntad estaba al servicio de la fogosidad del espíritu para agradar a Dios. Es el momento del peligro de abandonar el estar en pie de lucha.


Leyendo en la vida del Hno. Gabriel se aprecia la obra de Dios en su alma, sus progresos en la virtud de la perseverancia, pues tuvo que luchar para conservar y desarrollar su fe, su esperanza, su caridad y demás virtudes, y hacer verdaderos esfuerzos para practicar las virtudes características del Hermano de la Sagrada Familia (Nouveau Guide art. LXXIII, Constituciones 1984 art. 10).

Cuando en los comienzos de su experiencia fundacional, sus compañeros lo abandonaron, él perseveró con constancia en su camino y, como dijo el Hno. Sulpicio: "Desde ese momento, nuestro venerable y piadoso Fundador no tuvo otros pensamientos, otros deseos, otros proyectos que la fundación de una sociedad religiosa". (Positio, p. 1105)

Por medio de esta virtud pudo soportar dificultades, incomprensiones y el cansancio. No tomaba en cuenta las cosas caducas; su alma se remontaba siempre a lo imperecedero, a la vida sin fin. En las reflexiones del Hno. Federico se lee: "Hubiese querido vernos tan firmes en la vocación como él y compartir la confianza en Dios, que él mismo poseía en tan alto grado". (Positio, p. 1065)

 

Por eso pedimos hoy a nuestro Padre Dios ser perseverantes como Gabriel.

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